El colaborador de GLAAD Enrique Torre Molina es activista, conferencista y consultor de la comunidad LGBTQ+, diversidad e inclusión para empresas, organizaciones civiles, agencias de gobierno y medios de comunicación. Cofundó Colmena 41, co-creó el podcast “Mafia Gay” y vive en Ciudad de México.
READ IN ENGLISH
La noche del domingo 13 de agosto, 21 millones de personas fuimos testigos de una escena muy poco común en la televisión mexicana: una mujer trans de 30 años, Wendy Guevara, lloraba de alegría mientras abrazaba a su familia, celebrando que acababa de ganar La Casa de los Famosos de TelevisaUnivisión. El formato, basado en Big Brother, incluye 14 celebridades e influencers que se mudan a una casa equipada con 50 cámaras y 50 micrófonos que transmiten en vivo durante 24 horas, y prácticamente sin contacto con el mundo exterior. Durante 71 días, Wendy se convirtió en una sensación gracias a su carisma, buena onda, chistes, honestidad, sentido del humor y un talento extraordinario para hablarle a las cámaras. Los espectadores respondimos y recibió 18.2 millones de votos de la audiencia.
Además de capturar nuestros corazones, Wendy se llevó un premio de 4 millones de pesos (apróximadamente 233,967 dólares) y se convirtió en la primera mujer trans que gana un reality show en México. “Nunca había visto a una chica trans en un reality” es quizás la frase que más ha repetido Wendy en redes sociales y entrevistas desde que salió de la casa. Eso no es sorprendente en un país con tanta violencia anti-trans. Apenas el año pasado hubo 34 transfeminicidios y la expectativa de vida de las mujeres trans es de sólo 35 años.
Su camino a la fama fue poco convencional. Antes de este proyecto, su cara y nombre no eran populares más allá de las redes sociales, donde la conocimos gracias a un video viral de 2017 en el que Wendy y su amiga Paola Suárez contaron que dos hombres las invitaron a pasear y beber, pero las abandonaron en un cerro. Se volvió “la alegría que le hacía falta a este país”, como dijo el escritor y director Joserra Zúñiga, y espero que las personas que toman decisiones en la televisión encuentren lecciones en el caso de Wendy.
Siempre que aparece una persona o personaje LGBTQ+ en medios de comunicación, debatimos sobre qué tan representativo es del resto de nuestra comunidad. Y la historia de Wendy coincide con la mayoría de las personas trans en México: se dio cuenta de su identidad de género desde niña (62.4% lo descubre antes de los 7 años de edad, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía), no terminó la primaria (de acuerdo con la activista Kenya Cuevas ésa es la realidad de 80% de las mujeres trans) y, eventualmente, como ella misma ha narrado, recibió amor y aceptación por parte de sus padres (como es la experiencia de 83.5% de las personas trans, de acuerdo con el INEGI). Gracias a su visibilidad, hoy millones de personas en Latinoamérica conocen la realidad de otras Wendys.
¿Cómo ha reaccionado la comunidad trans? La actriz y conductora Alejandra Bogue opina que “Wendy es el fenómeno. Es La Casa de Wendy”. Para la médica Daniela Muñoz, fundadora de la primera clínica nacional que se especializa en salud de las personas trans, su “triunfo muestra un país que sí va mejorando”. La legisladora Salma Luévano dijo que representa “sencillez, amistad, hermandad y demuestras que el amor rompe barreras”. El influencer Mauro Alessandri quiere “que comiencen a sentir esa misma empatía con las Wendys en las calles, en los antros, en sus familias y trabajos”. La empresaria Roshell Terranova espera “que este triunfo de Wendy sirva para seguir generando igualdad para todes”.
La defensora de derechos humanos Ari Vera le agradeció su apoyo a la organización Almas Cautivas. La Asociación por las Infancias Transgénero celebra que su visibilidad ha contribuido “a que la sociedad conozca que la identidad de género se vive desde la infancia y no cambia aunque te prohiban expresarla… que el trabajo sexual es trabajo… que la única persona que debe decidir sobre tu cuerpo eres tú”.
La plataforma de contenido LGBTQ+ Abrazo Grupal lo dijo muy bien: “Es admirable su resistencia, pero las personas no deberíamos venir al mundo a resistir”. Espero que Wendy no sea vista como la única representante de la comunidad LGBTQ+ ni que le carguemos expectativas poco realistas de ser una vocera impecable. Más bien, espero que su visibilidad se multiplique y que la comunidad LGBTQ+ en México goce de más representación mediática para que, como Ari Vera dijo a Colmena 41, las personas trans sientan menos vergüenza y más orgullo.